martes, 22 de diciembre de 2009

Ridículo


Es mentira que llore como los monos japoneses. La única verdad es que está habituada a que cada lágrima caiga como si llevara un peso adicional. No le pasan por la cara: caen directamente en sus hombros, en el suelo, en su vestido. Aprendió cuando, hace mucho, confiaba en la poesía del qué guapas somos las tristes.

Ahora ve que de sus ojos llueve goterones y no cree que eso sea ni remotamente guapo. Se suena ruidosamente y sin glamour.

Es el último de todos los días. Él le dice que sus chalecos sin espalda son de lo más ridículos, y ella siente que, de todos, tal vez ese sea el ridículo que menos importa.

ID escuchando Crying (Roy Orbison)



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Ridículo by Ximena Jara M. is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Derivadas 2.0 Chile License.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Cotidiano

RUTINA

Todos los días
mirándose
o sin
se preguntan
si quedarse o correr


FE

Ella siempre cree
pero a veces
cree
que lo mejor es no creer.


DESPERFECTO

Y tiene un hoyo
en la realidad
por donde se le cuelan los sueños.


ÉL

cierra la persiana
cierra los ojos
cierra los oídos

Y se cree que no la ve.


ELLA

Abre la ventana
Cierra los ojos
Abre los oídos

Y jura que lo ve.


ELLOS

se asumen se huyen
se niegan se dicen
se callan se
temensebuscanse
abrensecierranse
confundenmáscadavez


PREGUNTA

Un día le quiere decir
algo más simple
algo que no deje dudas
algo
como

¿Quién te creís?

Pero sobre todo:
¡¿cómo venís a aparecerte así?!


INSEGURIDAD

Y dudan:

¿Qué pierde
y qué gana
el que cree que habla bien?


RITO

Y reconversan
inocentes
a ver si un día
las palabras
como dedos
se estrellan
con la piel.


ID escuchando Só tinha de ser com você (Paula Lima)

viernes, 2 de octubre de 2009

El sueño, ese paréntesis


No quiero
no quieres
así no
porque después
y aunque el enredo
esto está claro
entonces mejor
desde luego
concuerdo

(y luego en sueños:
bésame
bésame)

lunes, 21 de septiembre de 2009

Respirar


Firmar una carta de renuncia sin manchar el papel. Escuchar un crujido y componer los huesos de un solo tirón. No mentir. Apretar los dientes frente a la nostalgia. No quejarse. No llorar ni en los rincones ni en los parques. Tomarse un helado. Avanzar porque sí, por inercia. No escudriñar en la memoria. Regalarse unos aros y un vestido. Decir en voz alta un nombre hasta no temblar al oírlo.
No preguntar por qué. No saber. Desterrar la forma condicional de todos los verbos. Reconciliarse con abril y con un día de fines de mayo. Tragarse la saliva y las palabras.
Aprender a silbar. No acariciar ausencias. Y, de pronto, descubrir que es posible respirar bajo el agua.

viernes, 28 de agosto de 2009

Un colmo


Si un trozo más de alma
me trepa a las pupilas
se me abrirán así los párpados
y se me volarán los ojos

martes, 28 de julio de 2009

Visión posterior de una foto




En la foto parecía todo bien. Demasiado. Luminosa y sin negativo.

No por eso desconfié, aunque sabía que no desconfiar era del todo sospechoso.

Tan sonriente y tan tonta.

Lo viste enseguida. Qué buen ojo.

sábado, 6 de junio de 2009

Nudos


Ahora puedo hasta palparlo. Es un hueco diminuto entre mis pechos, apenitas un espacio, algo como un ojo sin pupila o una grieta. Hasta duele la piel que cubre esa sombra como cuando se presiona un golpe añejo y la carne late acompasada y quemante. Ahí está, y yo lo noto. Me dirán que es normal, que es el seno, pero no.
Podría poner tu mano sobre ese abismo y tal vez contarte cómo se formó. Relatarte el prontuario de silencios y de renuncias que fue cincelando este pequeño pozo negro.
Podría ir y escupirte un par de confesiones sin aspavientos, como quien hace inventario en una oficina: 30 lápices, 2 resmas de papel, 2 cajas de clips, 1 impresora, 1 scanner (Es esto nomás, tan básico que te espanta. Aquí ves, aquí, toca aquí, aquí te extraño. En este rinconcito. Tú dices que se puede querer sin piel. No es cierto. Toca ¿lo sientes? Yo necesito lengua y saliva, manoseo y penetración. Y ahí está. Vulgar, simple, absoluto. Entérate).
Podría también esperar a que ese agujero se cerrara o se tragara todas palabras que yo me trago. Podría esconderme ahí, en la perforación que no es más grande que una bala y que tiene sabor a pólvora. Arrimarme en ese desierto, mientras el sexo se reseca y las resacas en que tú estuviste se cubren de imprecisiones. ¿Dije lo que creo que dije? ¿De verdad temblabas en mi abrazo? ¿Hubo alguna vez un esbozo de un nosotros en tiempo presente?
¡Ah! El olor, el olor es lo único real de la memoria y sabemos (primera persona plural, qué ganas hablar así)que ni eso puedo traerme ya a la boca. Olerte, quisiera olerte como una perra en celo. Olfatear desde tu cuello a tu ingle, retroceder y volver al recorrido, desviarme a tu entrepierna, estrellar mi nariz contra tu sexo, avanzar o no. ¿Alguna vez lo hice? Pues debí, debí antes de este nimio vacío rescatar la osadía y desarmar tus murallas, acribillar tus nudos y mutilar los míos. Desnudarnos, ves, tan simple. Pero ahora ya es tarde. Hasta puedo palparlo. Es un hueco diminuto entre mis pechos.

martes, 19 de mayo de 2009

Tema para un tango


(Al conejito que se comía las uñas)

Sueño que la acariñas. Que me asomo por un dintel de tu casa y veo cómo la abrazas, tocas su muslo, le besas el cuello. Veo cómo haces con ella lo que antes me hiciste a mí.

Sueño que esa escena me hace sollozar. El sollozo soñado emerge en la noche real y me despierta.

Ha pasado suficiente tiempo como para que no me duela. Pero.

Me palpo la garganta contraída y sé que este dolor no es un sueño.


Y también:

lunes, 6 de abril de 2009

Confesión

A mi I

Ya lo sabes. Soy como los perros guachos: me voy con cualquiera que me haga un poco de cariño.

Me he pasado la mitad de la vida lamiendo heridas ajenas, ovillándome como una sombra después de un grito, gimiendo despacito.

Ya lo sabes: soy como los perros guachos.

No hace falta que digas "vete" otra vez.


ID escuchando Aviéntame (Café Tacuba)

sábado, 4 de abril de 2009

Soundtrack


“Te armo a retazos” confieso, mientras me desnudo y me escondo en palabras. “Como en The Truman Show”, te digo y tú sonríes. Hay tan poco que contar. Dos o tres escenas que rescato y repito para saber que sí existes en mi historia, en el subtexto donde el personaje piensa que puede volar. Sí, ya sabemos –para ser exacto sólo tu sabes porque mi idiotez me redime y no me salva- que el protagonista está loco y que en el siguiente capítulo saltará por la ventana y luego será apenas una manchita en el cemento.
Yo voy por el instante en que brilla antes de caer. Y entonces sí, tengo un par de imágenes que me pongo cuando la tristeza y yo nos tomamos un café y nos arrimamos al mismo miedo de “quizás ya no más”.
Mi bufanda cayendo mientras tú me besas y afuera un violinista –sí, uno de a de veras, no inventado- y adentro de mi boca tu lengua y más adentro mi certeza de que te quiero y de que quiero quererte, aunque me lo prohíbas. Tres viejitos que miran con cara de “qué bella calentura” y yo que pienso en recoger mi bufanda y en tu sexo, más en tu sexo que en mi bufanda. Siempre más en tu sexo.
Otra vez en que me abrazas mientras lloro por algo que no fue, y tú, sin entender, asumes que me duele el ayer cuando sólo me revienta el ahora, porque me muero porque esto sí sea, sin importar cómo sea. Tú caminando luego y yo siguiéndote con los ojos, sin saber si arrimarme o correr o gritarte que eres un imbécil y que puedes quedarte, que por favor te quedes.
Y una más, recién estrenada. A que te hará reír. En un lugar público-privado dos re conocidos (has como que te asombra) hablan de lo cotidiano (más de lo recomendable) y entonces el uno (eres tú, pero no lo diré) ofrece una mini palmera y la una (que soy yo, no le cuentes a nadie) dice no. A continuación el guión.
-¿Cómo no? No puedes rechazarme (¿al uno o a la galleta?)
-Sí, sí puedo. Pasa que aún no me decido a rechazarte (al uno y a la galleta)
-Mmmm...Pero entonces (el uno rompe la mini palmera, que, como es sabido, tiene forma de corazón. Ambos ríen)
-No sería solo mi culpa (medio en serio, medio en broma)
-¿Estás segura?
-Déjame un pedacito.

Después de eso, no mucho. Hay quienes aseguran –como tú- que todos los filmes buenos tienen finales tristes. No lo sé, pero tengo una banda sonora que me condena. Ahorita suena Johansen y yo canto desafinada y convencida: “Quien se canse de tus abrazos, no voy a ser yo”.

martes, 27 de enero de 2009

Grosería


No podría decír qué era más, si tu esquizofrenia o mi ceguera.

Ahora que dices de mí que no fui más que un lazo corredizo, apenas un helado chupado, me quedo quieta para esquivar tus balas de saliva, a la hora en que mi día amanece.

Qué lindo hubieras sido si nadie te hubiera regalado, tan ensangrentado, el lenguaje.

Esto no es una venganza.

No me creerás.

Seguirás creyendo, con la nariz electrizada, que la alegría es una ofensa.

Debe ser que mi sonrisa indesmentible tiene feliz vocación de grosera.