martes, 25 de marzo de 2008

Xi


Y eras un paisito convulso y hambriento, un territorio fragmentado, una grieta colmada de cadáveres. Y eras una vocecita entumecida, unos ojos escamosos, unos labios sin saliva. Y eras una mañana que apenas asomaba, una noche desolada, una sequía de belleza. Y eras una fragilidad en retirada, una ausencia de dulzura, una maraña de rasguños. Y eras un cuerpo estrujado, un desierto de latidos, un corazón hecho cicatriz. Hasta que la ternura supo que la llamabas y arrastrándose –la gusano quiere volar otra vez- te abrazó tibiecito. No pudo hablar, porque le habían arrancado la lengua; ni llevarte al sol, porque aprendió a desconfiar de la luz (una pupila la desolló). Ni siquiera pudo llorar contigo, porque no le quedaba llanto, ni risa, ni fe. Sólo se quedó ahí, tratando de aprender a respirar. Si logras verla -casi es invisible, más bien parece un eco- algo olvidado estalla en el pecho.

3 comentarios:

mahiakeff dijo...

Que lindo. No sé qué mas se pueda decir que no sea una idiotez. Lindo.
Un abrazo

M.

mentecato dijo...

¡Bellísimo, incuestionablemente bello!

Un abrazo.

difusa dijo...

Uff, muy talentoso!
With goggles!